y retrocesos en ese proceso de rehabilitación en el que todos estamos involucrados y que los errores que podamos cometer pueden dejar una huella muy penetrante en nuestra memoria personal y colectiva. ¡Cuántas personas se han distanciado de la Iglesia por haberse aplicado un procedimiento equivocado, una medicina incorrecta! Por supuesto, no estamos dudando de la buena intención de los miembros de la iglesia y de los pastores; pero, cuando alguien abandona, hemos de preguntarnos: ¿habremos hecho
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